lunes, 4 de febrero de 2008

sh.


Y con la certeza de ser alguien, reclamé la autoridad, me detuve entre sirenas, entre tambores, me paré frente al abismo, extendí mis brazos al sol. Ayer fui la plenitud del sarcasmo, hoy el chiste de un vagabundo entre las calles. Un fuerte desdén que se parece a la esquina que dobla entre el suspiro que se roban y el secuestro de la tranquilidad.
Ficción, dice mi abuelo, jamás roza la piel. Una ficción me costó una cicatriz que nunca se borrará

Perdón.

La cultura es la puta de todos.