lunes, 29 de septiembre de 2008

qué más da si está mal escrita, qué más da si le faltan comas, puntos, puntos y comas, si hay erratas,qué más.

Manuel, otra vez. Ya, manuel, cálmate, no tires por la borda todo. Manuel, por favor, no estás tan solo como dice el espejo. NO estás tan mal como lo dicen tus manos. NO , manuel. Además, estás donde te mereces, al filo de la navaja. Ahí, en lo más oscuro de este cuarto donde nada se oye. No, manuel, ya no. Por favor, entiéndelo, volviste a caer. Irresponsable, flojo, drogadicto, despreciable. ¿cuántas personas quieres que te lo digan? otras 10, otras diez quieres que te digan lo horrible que eres, lo despreciable y abominable que resultas? Rencor. Sólo eso. La fascinación del moribundo, la peste de la carroña. Por qué diablos no me mate aquel día, ese día que pude y no llegué. por qué la vida me regala más segundos de escalofriante oxigeno. Ya no, manuel, ya no lo necesitas.
Manuel, de anda sirve la conmiseración, la maldita conmiseración.
Perdiste, ahora, sí, para siempre. Nadie vendrá, nadie, como aquella vez, sólo llegó ella, pequeña, indefensa, tenía 8 años. Nadie, nadie sabrá que lo hiciste.
Manuel, adiós, amor. adiós corazón de tiza, adiós tan oso de felpa, tan de nadie, tan no de dios.

martes, 9 de septiembre de 2008

Humo. Capricho XI

¿Me pediste que te escribiera algo?, ¿o fue mi imaginación?

Pienso en la respuesta, ¿sabrás que te escribo?
No tengo nada que decirte:

Me disculpo, no podría no hacerlo.
Por las flores que no te di. Pero siguen siendo unos insectos casi invisibles
por mi manía de no decir tu nombre. Por guardarte como
la lápida que se sostiene entre mis manos
Perdóname, niña, por no decirte jamás que somos el uno para el otro.

Al irte yo dejé de tener esa mirada tan fija e infinita e profunda e bella
ahora suelo usar anteojos de cristal soplado
tu nombre fue prohibido en mí nuevo vocabulario
cayó en desuso, como mis manos en tus hombros.

En el rostro me han aparecido verrugas, grandes como las nubes, como tu ausencia
Mientras te fuiste, coleccioné teléfonos que no existen, nombres que nadie podía pronunciar
tequieros con sabor a nicotina.

Mientras te fuiste dejé de caminar.
me cansé de saber la ruta
de saber los adoquines y sus partituras
Perdí el folio , mientras te fuiste, hablé con mamá, le conté de ti.
Y la muerta es franca visita entre las 6 y las 9 de la noche.
¿me das tu hora?



Mientras te fuiste
escribí una novela que habla de ti. Una novela larga, como el olvido.
Empecé un poema, uno que no habla de ti, ni te sugiere.
Retomé la palabra de Dios y la puse en mi cabecera
actué en una obra donde el sol era el protagonista
cobro mis honorarios con recuerdos.


Mientras te fuiste
Dejé de fumar
Mientras te fuiste
Me quedé
Mientras me quedé
Amé a otras mujeres.