sábado, 27 de octubre de 2007

De ida y vuelta.

Terminó. El sondio que hace la escalera cuando se levanta el aire sobre la casa puede asustar hasta al más estoico. Ese día revisé el diario, le puse una etiqueta los sucesos más importantes, escribí en el borde de la página, creo, una línea para recordar qué día estuve con ella.

Día 0
Subí a por la puerta de siempre, subí l aventanilla para que el frío no molestara la piel reseca de mi rostro. miré el retrovisor a una chika que traía un falda muy corta ...es un puta-pensé.
Los encontré en la estación, fríos, desvelados, hambrientos. Los subí. hablaban, no paraban reían, reíamos.. y su voz quebraba en el alba como una rosca de piedra.
Día de pañuelos sueltos en la almohada, de adioses pintados en el bao de la ventana. Con un puño talco solté mi bandera y tomé la suya.

La noche fue larga y me dediqué ameditar como diablos entraría sin problemas a la selva que esperaba ansiosa mi cadaver. Angustiado, me dediqué a olvidar que todo esto fue un estúpido malentendido, a suponer que a partir del día diguiente todo terminaría, no fue así.Me dormí temprano, sin titubear.