sábado, 14 de marzo de 2009

Mal viaje

Terminar de leer un libro es una condena deliciosa. La melancolía de la pérdida, traducida en sutil dolo, es el motor de los más avezados estudios críticos. Terminar una novela de Bolaño nos deja un sabor agridulce en la boca. Una sensación de desasosiego que pronto termina en alivio, por dejar de leer las tribulaciones de detectives proclives a los vicios o de policías persiguiendo ratas (literalmente).
Ataviados por la nostalgia, los críticos se han empecinado en escribir solemnes textos, críticas y altisonantes reseñas de sus novelas. Que poco, si no es que nada, dicen lector , más allá de lo que una experiencia de lectura básica pudiera arrojar. De sus recomendaciones—las de Bolaño—se han colgado voraces snobitas que pretenden crear un mundo bolañista donde todo lo que en él exista sea, como el caso de Maradona, por el favor del dios chileno de la literatura latinoamericana actual. Un mundo en el que la voz de bolaño crezca a través de un megáfono y sean pocos los elegidos para poderla interpretar. ¿Estamos, acaso, volviendo a la edad teocrática? Baricco estaría convencido de que sí.

Para bien o para mal, Bolaño está muerto. Dejó tras sí un estela que los lectores han sabido, los más avispados, descubrir sin el fervor hagiográfico. Vila-Matas, por ejemplo, acude a Bolaño para indagar en la obscenidad del mundo, en la mierda vida. El autor barcelonés, amigo cercano del chileno, siempre ponderó a Roberto como un escritor de calidad innegable, pero muy arrebatado para sostener una vida literaria impecable. A Bolaño poco le importó la pulcritud y la impecabilidad. Vila-Matas Asegura que Bolaño era un escritor de la multiplicidad¬, concepto tomado de Ítalo Calvino, que la literatura escrita por Bolaño se expande y extiende en las variaciones interpretativas y en las lecturas de lo latente, no sólo de le evidente.
Los críticos latinoamericanos avecindados en Estados Unidos , la mayoría, profesores en universidades gringas, se han encargado de construir panegíricos de la tristeza de Bolaño. En otor post pondré algunos nombres con los que me he topado. Con Vila-Matas pasa algo muy parecido: los críticos levantan las pezuñas de la mediocridad y comienzan a fraguar inmediatas críticas sobre la muerte de la literatura, sobre la muerte, casi inevitable, de la literariedad, al menos como la conocemos (pobre Lázaro Carreter). Mi queja es contra los abyectos posmodernos que leen entre líneas. Que declaran que la muerte del texto es inevitable, que los que aseguran que Bolaño odiaba Ciudad Juárez, los críticos que se cuelgan de la muerte de un escritor para formar una religión. Ni Goethe, después de perder la inmortalidad en un juego de faldas, dejó tal estela. Goethe funda el hombre moderno, Bolaño termino con él.
Villoro, Piglia, Saer, Vila-Matas, Bolaño, Murakami, Parra (Eduardo Antonio), Auster, Atxaga, Coronel y otras amenazas a las buenas conciencias invaden las librerías. Las ediciones más caras llevan sus nombres tatuados en las portadas. Algo debemos hacer.

10 comentarios:

babybjork15 dijo...

No creo que odiará a Ciudad Juárez, dedica su obra magna a ella. Parece que leíste el Gaucho insufrible, jeje.

Por otra parte, tampoco creo que los libros más caros sean los de ellos, existen otros libros más caros como de autoayuda y cosas así :S

Any way, divertida entrada.
Saludito y chau.

David Rivera dijo...

¿ponernos en huelga de lectura y seguir tomando??

Svetlana dijo...

termino ud los detectives salvajes??

¿que coños hay detrás de la ventana?

r o m e l i a dijo...

Bolaño no odiaba a nadie, él mismo lo dijo. La crítica para él, resulta una acompañante de la obra y a los lectores, luego, la obra sigue si es buena para soportar las tempestades del tiempo. Me gusta esa idea, la de la muerte de la crítica y, seguramente también, la de la obra.

Crispy dijo...

a ver, yo me quedé en lo de beber y no leer, eso me gustó.

Me gusta Villoro, me gusta y el V-M pero no tanto como a la Sve.

Besos

Prometo visitar mas seguido

Aleita! dijo...

dejemos de comprar en gandhi

Aleita! dijo...

pd.Bolaño no odiaba a nadie pero le cagaba Ángeles Mastreta y Chabela Allende. A huevo! una razón más para amarle.

r o m e l i a dijo...

Bolagno me amaba a mí

Gracias por las fotitos, manuel poeta.

Deber bebemos, pronto...
Chau

Anónimo dijo...

Yo lo único que entiendo es que es algo travieso y que las importaciones de la editorial son las culpables del descenso del necaxa.

Saludos

Sociedad de Alumnos de Letras Españolas dijo...

http://coloquioefrainhuerta.blogspot.com/