miércoles, 12 de septiembre de 2007

Esa edad.


Esta noche es como la última. Se parece tanto a aquella noche, hace meses, hace años. Esa noche de luna suicida, esa noche de filo de aguja. Recordarla me hace sentir una marioneta de la que el destino se burla cada vez que esta noche se acerca. Esa noche sin ELLA, sí, la primera ELLA, la más grande que existió; la que , bendito sea dios, está lejos, muy lejos.


Esa noche fue distinta. Recién conocí a Baudelaire, mi edad era la idonea para resolver todas las dudas con cigarro de mota. Esa mañana llegué al lugar de siempre, saqué el encendedor, mi cajetilla de Delicados, mi edición horrible de Las flores del mal, amarré el paliacate que detenía una melena entrecrecida y sucia que pendía de mi craneo y desantendía el estorbo que causaban mis piernas a los bucólicos peatones. Esperé. Esperé. Esperé. Esperé. Esperé. Llegó, besó mi mejilla, como nunca. Soltó mi mano y me miró como se mira un indigente que se cruza en el camino de un lustrosa dama. Patrañas-pensé. Caminamos casi por dos horas sin poder conversar como dos personas de esa edad.

Tropezamos con un incauto y febril caballero que recitaba versos de Sabines. Me aventuré a corregir en un par de ocasiones. Señalé su torpeza en la interpretación y su pésima memoria. Después me di cuenta que me comporté como un imbécil. no, la verdad, nunca pensé eso. Ella, lejos de sorprenderse con mi fanfarronería, se molestó. Me lanzó un par injurias que esquivé con versos de Mirón y de Parra. Sin duda era un imbécil. No, creo que sólo tenía esa edad.


Llegamos al café cerca de aquella iglesia. Ella se sentó lo más distante de mí. Pidió un té de limón, mietras yo, como hasta ahora, sólo pedí un americano. Una, dos, tres cucharadas de azucar le puso a su bebida. Yo, como hasta ahora, sólo metí la cuchara. Le pregunté si volvería, la intenté en gatuzar con lo de siempre, improvisé unos versos, le conté la historia de amor más hermosa del mundo (eso pensaba), intenté besarla. No me dejó. Tomó mi mano y la puso en la mesa. Tomé su mano y la puse en mi cara. Tomó su bolsa y salió. Salí tras ella, regresé a pagar la cuenta. La alcancé cerca de la entrada a la iglesia. Le enseñé mi cuaderno lleno de sangre. todo lo que las últimas noches había escrito. Quedose con el cuaderno de hojas recicladas, me abrazó y me pidió que la llevara a su casa.


Esa fue la tarde de esa noche. Llegando a casa, puse un disco, el mismo de todas las tardes, el que ponía esas noches a esa edad. Me saqué de un sólo golpe la playera y el paliacate. Me recosté en la cama. Me quité las botas. Maldije su nombre un par de veces. Maldije el mío. Sacudía el carmín de mis esperanzas de la cabeza, fijé mi atención en la primera franja de pintura verde que corría por la pared de mi cuarto. Sonreí. El frío de las noches de Otoño es como el filo de un naipe. Cortaba la piel. Ese fue el mejor pretexto. El frío. El filo. Bajé las escaleras, escudriñé las gabetas de aquella casa anciana. No encontré nada. La luz de esa inmensa fogata inundaban mis pupilas y las ilustraban de color carmesí.


Subí de nuevo. Me senté y prendí un cigarro. miré, miré miré miré miré miré la falda verde esa gitana risueña que se tendía en el techo de mi cuarto. Sentía su mirada profunda sobre la desnudez de mis poros. Sus manos frías recorriendo mis piernas, sus uñas largas desemarañando los vellos de mi pecho. Mingus sonaba como nunca, su Moenin era una música concreta que se estrellaba en la pared y levantaba la falda a esa andulza mujerzuela. Esa que se parecía a ELLA.


Entró mi madre. Miró el carmín de mis labios y de mis ojos.


horas después limpió el carmín del suelo.


Y regresé a la calle, con la peil lastimada por el frío, con una vendoleta, con un libro, con un cigarro y con sabor a pandero entre sien y madre. Salí y me fumé un "cigarro" con gente de esa edad.


Ahora ya no me junto con gente de esa edad. Quizá ya no existe gente así, quizá esa edad jamás pasó. La gitana no volvió. Aún no termino a Baudelaire.


Ahora leeo a Elizondo, fumo Camels, corté mi cabello, ya no pienso en ELLA, sino en ELLA. ELLA me quiere, ELLA no se ha ido. Ahora escribo en el blog y no en hojas recicladas. ahora tengo esta edad. Dentro de unos años dudaré de todo esto.

15 comentarios:

Aleita! dijo...

De nuevo los pronombres. Un amigo me dijo que al poner el nombre propio el texto adquiere fuerza, incluso un nombre que no "sea". Sólo usamos pronombres cuando queremos abarcar más espacios.¿qué opina?

Pesadilla dijo...

Y yo no entiendo lo que pasa con el mundo, siempre tan sucio y tan vil, tan enfermo y tan mutante, cuenta las mismas historias a diferentes personas en todas las edades, tal vez no era andaluza pero seguro que era de algún pueblo mexicano, seguro que no era un cafe, era un refresco, seguro que no era un cigarro sino algún asuqeroso dulce con sabor a sandí... pero seguro que no sé si todo aquello pasó, si no fue parte d eun patrón finamente diseñado para que un día llegara alguien a recordar un sueño de -no eran iglesias- paredes grises y agujeros en el piso, en las bolsas, en las manos...

ella la que escribe... dijo...

pasaron los meses y resurgió de entre las cenizas el cicuta, surgió para recordarnos esos momentos dónde la locura se apodera d nuestra mente y hacemos las cosas sin pensar, sin sentir, sin ser, sin existir, pensando sólo en ella en la inmortal, o era él, los que nos hacen y deshacen por los que sufrimos y penamos hasta comprender que sólo somos ellos los acompañantes, los mismos a los que dejan en el café o a los que nos avientan la paleta de sandía los mismos... el tiempo pasa, indiscutiblemente, sin pensarlo, sin quererlo, sólo por el hecho de pasar...
gracias por recordar las mil piedras en el camino y los momentos que nos han hecho sonreír, llorar o enfurecernos...
besos!!!

Cicuta drinker dijo...

Querida princesa, Confiésome incompetente para el uso no nmbres propias; el pronombre sustituye, el pronombre sugiere, como dice Ampra Dávila, sólo tú y yo sabemos que no eres él ni yo soy ella. Válgame dios. Y bueno su amigo puede tener razón, abarcar más, es precisamente lo que se busca, no tener contundecnia en el insicivo nombre, sino un gran bofetada en todos los "ellos y ellas".

Mosntruo, En fin, todos, en diferentes edades, tenemos una ella que sale corriendo. Eso sin duda, siempre hay algo que nos recuerda que estamos sujetos a un hado misterioso y benevolente que se encarga de poner las cosas en su lugar.


China,
El cicuta volvió con la cicatriz que atisba la piel. Regresó para contar más historias de él y de ella. Aunque , consternado, me confieso un papanatas, por qué?...sencillo, siempre hago las cosas existiendo, quizá estuve a punto de dejar de estarlo, pero..esa noche fracasé.

Svetlana dijo...

Que final tan duro.

En esa edad yo tenía un "El" de boinas y porros que me invitaba mojitos mientras escuchabamos a Silvio Rodriguez, ahora el es un trovador errante como la canción del mismo y yo después de agotarme los pronombres comenzé a hablar de fulanos y perenganas que toman café en algunas esquinas.

Que bueno que nos vuelve a escribir Sr Cicuta, así cuando todo se olvide, y se dude, tendremos los cuentos

Juvi dijo...

Hey compañero que texto tan ameno. Realmente me sonprendería una ciudad tan loca en donde te encuentras a gente Recitando a Sabines en la calle, pero de pronto invaden mi mente los recuerdos y me doy cuenta de que es el Defectuoso, la Ciudad donde puede pasar cualquier cosa y se me hace algo "Normal" si bien no común.

El par de injurias que le lanza me parece la antítesis del par de besos que le envían a Sabina y sí, en efecto, al igual que a él lo abandonan "como se abandonan los zapatos viejos"

Dios mio de mi vida y de mi corazón, líbrame de esas cosas, que han de ser del demonio (jejeje)

Me gutó mucho, prometo escribir en Mi blog, que ya le tengo muy descuidado al pobrecito.

Juvi

Cicuta drinker dijo...

Esa Mengana! yeah!.. pues sí, a esa edad tenía migos de boinas y porros, y me juntaba mcho por allá, por Coyo..eran mis rumbos. ja. Quizá hasta lo conocí.

Juvediel del amor, como dice el bichi, en serio, hay chilangos de testigos, que existen esos palurdos que recitana Sabines por la calle.

un beso,la casa paga los tragos, sólo un poco.

ella la que escribe... dijo...

ya pongase a terminar la tesis, jajaja, (compa "ñero" de dolores de cabeza, gastritis y risas) y a escribir más seguido en su blog, los bebedores de cicuta lo exigimos..
besos!!!

Cicuta drinker dijo...

No seas tan dura conmigo, china, además, no hay nada mejor que beber cicuta con lagente más chingona del vecindario.

ella la que escribe... dijo...

no soy dura estimado, pero me gusta recordarte nuestro dolor mutuo jajaja y las ganas de leer tus narraciones

Mujer del Oasis dijo...

Alguna vez fumé camels...y me corté el cabello...sin embargo ella se largó...y sabes?? siempree he dudado de todo esto...

Blas Barajas, escritor dijo...

el que acaba de leer este texto opina que él todavía no se puede sacar de la cabeza a García Márquez ni a Julio Cortazar. Antes tenía el pelo largo y en ese tiempo no fumaba ni madres (quién diría que ahora soy un volcán). pese a todo eso, utilizo su texto como pretexto para también acordarme de ELLA, una ELLA que me parece distante, la que imaginé que estaría siempre conmigo ( qué tontería, ya sé) Hoy la vi de nuevo, estaba escondida entre las lineas de su texto. Saludoxxx

Anónimo dijo...

"El frío de las noches de Otoño es como el filo de un naipe"

fijate que luego de conocerte me dio un algo sobre ESA EDAD...a veces creo que se va o se viene, y muchas otras veces ni siquiera existió.

Te la bañaste: me sacase ua lágrima con esas caminatas de botas, libros y cigarros...y el beso de la mejilla, ya pocos hablan de los besos de la mejilla: bueno, tal vez los de ESA EDAD, porque siempre lo hicimos, lo hacemos y lo haremos, aunque se vaya y haya no existido.

En fin, mi buen necaxista...

no digo mi nombre porque me da pena que me vean con una lágrima verde colgando de mi espalda

cuidese mucho y gracias por conocerlo

es usted, querido delegado una gran persona

sobres!!!!

Pd. Fabiano Pereyra volviño a fallar un penal

Pd. no tengo blog jajaja, pero ya sabrás quién es el único necaxista de Monterrey

Saludos Mr. Grafógrafo

Blas Barajas, escritor dijo...

para nadie es un enigma quien eres. lo más seguro es que seas jorge ortiz de pinedo. jajajaj arriva Monterrey

Cicuta drinker dijo...

Salle,
Ya sé quién es usted, cómo olvidarlo. Es de lo mejor que me llevé a casa, cuando regresé, allá por agosto.
un abrazo fuerte, fuerte.

sí, pichi.. Pereira.. ya ni la chinga.

Fuerza Rayos!!!

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Ese mi bichi querido, dónde está esa ELLA, dónde?

Aunque sé quien pordría ser, en fin
sabe que lo quiero.. un beso de lengua.

nos vemos en su tierra.