jueves, 5 de julio de 2007

Concierto para memoria, opus reward

Esta, como otras noches llueve. No me molesta el titiriteo de las gotas contra el cristal de mi cuarto, ni la cantaleta de las alimañas que rondan el jardín. No. La imagen, la coagulación de la inmortalidad, esa sí me molesta! No sé de dónde proviene esa ráfaga que lleva tu espíritu hasta la conciencia de la ausencia. La inmortalidad es una marca de inamovilidad, dicen . Yo creo que no. Sencillo no hay nada en el mundo que no mute, sin embargo la ipsidad que contrae los cuerpos hasta lo más ínfimo de sus naturalezas, hasta el punto de concentraciónn de la materia. Ahí todo es lo mismo. Heracliteo es un mentiroso.

EL río donde me bañé ayer es el mismo río en cual me bañé hoy. El agua no mutó, quedó como recuerdo, tallada en mi mente como una estatua que surca el tiempo. Congelada como la música concreta, la música que duele en la piel cuando pasa junto a ti. Fría. Eternamente, fría. Como sonatina trémula de cualquier iglesia corvada en las tradicones.
Las tradicones, los ritos son para conservar, no para eternizar como dice los filósofos. Adviértase que no es lo mismo, ni lo mesmo. No.

Dónde estás? ahí. ¿por qué tu sonrisa se parece tanto a la mía? ¿eres tú?


No odio la lluvia, odio el ruido que haces cuando te recuerdo.

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