miércoles, 11 de julio de 2007

Epitafio

El reloj terminó de marcar las doce en punto, justo hace cinco minutos. Esperaba terminar de escribir antes de que eso aconteciera. No pude. Sin embargo, ahora la escribo contra reloj, contra mí, contra el escandalo tanático de las manecillas, en busca de una palabra para comenzar.

¡La encontré!

Las entradas, como las buenas películas, deben tener un buen principio, algo que enamoré al lector (cosa muy difícil), en este caso, Tú. lector(a) de mis últimas confeciones, de la última línea que salió de esta ¿pluma? ¿mano? ¿tecla?. Lector (a) inalcanzable, como las mariposas, a pesar de que, hace no mucho, atrapé una, la tomé con dos dedos; pulgar e indice, lo recuerdo muy bien.
Apareciste en el momento indicado. Cuando entendí que lo que tengo para dar se reduce a casi nada, que, por más que me compare, seré siempre cicuta-drinker, distinto, con el estigma propio, impuesto por el tremendo capricho de ser alguien en la vida. Ese momento llegó junto contigo.
Cuando un ojo se posa sobre la letras y bebe todo el néctar que brota y pega una letras con la otra hasta formas un especie de sílaba que se confunde, muy a menudo, con palabras. AHí regresa toda convicción, todo sueño y toda realidad. "A veces vivo, otras veces la vida se me va con lo que escribo".

2 comentarios:

Ada Pantoja dijo...

en definitiva, me gusta más su prosa que su poesía...

un beso.

Svetlana dijo...

Saludando y felicitando, hermosas imagenes de mariposas
veo que los bloggers de la red somos sabinistas
"y algunas veces busco un adjetivo inspirado y posesivo..."

un abrazo y muchas felicidades