lunes, 16 de julio de 2007

Una mariposa posada en la jardinera, en la ventana, en la casa, en mi pestaña

Un papel de piel de mariposa me sirvió de pañuelo cura fracasos. Fracasos de viaje. Levanté la palabra del suelo y la guardé en el bolsillo. Guardé mi corazón envuelto en tus silencios. Mariposa de alas de cristal, de la mirada que no tendré. Mariposa de sueños que fabriqué en la tranquilidad más nocturna. Los recuerdos estrellados en la ventana son el alivio de los malos ratos, tu alas revoloteando detrás del espejo, tus alas escandalosas.

Lo guardé, envuelto en un pañuelo. Dejé que tus antenas espolvorearán ese trozo piel, que lo rozaran con el néctar babélico de tus mejillas. Cerca, muy cerca. Tus labios surcaron la cúspide. El viaje me dejó un papel en el bolsillo y tu sabor en las manos. Bendita mariposa, bendita “tú”, bendita “yo”, plena sonrisa en la escarcha de la noche, arrebatando la tranquilidad de los que esperan.

3 comentarios:

Aleita! dijo...

Esperamos, al parecer todos esperamos. Es acaso una enfermedad que ronda los blogs, o nuestros corazones cansados de tanto buscar. Pero "que seria de lo dulce sin lo amargo."
abrazo!

Cicuta drinker dijo...

pues tiene razón. El mundo funciona con dicotomías, una rueda de dualidades que se difuminan en la precariedad de los brindis.
un beso

ella la que escribe... dijo...

esperar es la actitud de hoy, esperar por que no encontramos la respuesta, esperar por que nos acobarda el mundo o esperar, por esperar que es peor; algunos cómo yo por que el amor está lejos, otros por qué está cerca, algunos por qué dicen no conocerlo, otros por conocerlo al extremo, pero siempre esperamos, somos entes pasivos de un mundo activo, al que le damos la vuelta por miedo de que nos pida respuestas y lo único que sabemos hacer es... esperar...